La parotiditis es una enfermedad viral sistémica aguda contagiosa que suele causar una hipertrofia dolorosa de las glándulas salivales, con mayor frecuencia, las parótidas.
El microorganismo causante de la parotiditis, un paramixovirus, se disemina a través de gotas o de saliva, entrando en el organismo a través de la nariz o la boca. El virus permanece en la saliva hasta 7 días antes de que aparezca la inflamación de la glándula salival y el máximo pico de transmisibilidad aparece justo antes del desarrollo de la parotiditis.
El virus también se encuentra en la sangre y en la orina y si está comprometido el sistema nervioso central, se detecta en el líquido cefalorraquídeo. Por este motivo, se puede diagnosticar a través de cultivo de saliva o de orina.
Puede aparecer a cualquier edad, siendo más frecuente en adultos jóvenes.
Tiene especial predilección por las glándulas salivales, en especial la glándula parótida. Inicialmente aparece dolor y endurecimiento en la zona correspondiente a la glándula parótida, situada entre el lóbulo de la oreja y la mandíbula, generalmente debido a la inflamación de la zona. Una característica de la enfermedad es que el lóbulo de la oreja suele levantarse.
La zona afectada duele a la palpación y con la administración de ácidos como el limón o el vinagre.
Una vez que ha ocurrido el contagio, el aumento de tamaño de la glándula alcanza su máximo volumen a los 2-3 días. Primero suele inflamarse un lado y normalmente a los 2 días aparece inflamación en el otro lado.
Además de dolor y endurecimiento de la zona, la sintomatología habitual es fiebre menor de 40 grados junto con cansancio y malestar general.
Es una enfermedad autolimitada en el tiempo, no obstante, es importante vigilar las posibles complicaciones que pueden surgir, aunque son infrecuentes. Estas complicaciones son las siguientes: meningoencefalitis, orquitis (puede derivar en una reducción de la fertilidad en hombres), oforitis, nefritis, miocarditis y artritis.
No existe un tratamiento específico para la enfermedad, ya que es autolimitada como hemos comentado, no obstante, debemos controlar la sintomatología con antitérmicos y antiinflamatorios.
Existe una vacuna que se aplica en la infancia y previene la aparición de la enfermedad en hasta el 96% de los pacientes que reciben la vacuna, siempre y cuando la enfermedad no se haya pasado previa a su administración. En España, el calendario de vacunación incluye dos dosis, a los 15 meses y un recuerdo a los 6 años (Hay que tener en cuenta que estos datos pueden variar según las actualizaciones del calendario de vacunación de menores).