Los implantes dentales son tornillos de titanio que mediante una intervención quirúrgica se colocan en el maxilar o en la mandíbula para sustituir a la raíz del diente ausente.
Tras un periodo de integración biológica de aproximadamente 3 meses, se coloca sobre ellos una restauración hecha a medida que debe tener el aspecto y la función de un diente natural.
Para conseguir éxito, tanto a nivel estético como funcional, en nuestros tratamientos con implantes, debemos tener en cuenta y cumplir unos principios básicos a la hora de colocar los implantes:
- Disponer de una altura y anchura ósea adecuada, dejando 1,5mm mínimo de hueso rodeando el contorno del implante. Esto evitará la aparición de recesiones a nivel del margen gingival, debido a la pérdida de las corticales óseas. Debemos prestar especial atención a este punto cuando coloquemos implantes en el sector anterior.
- Evitar estructuras anatómicas adyacentes como el seno maxilar, la fosa nasal o el nervio dentario, así como las distintas estructuras vasculares. De esta forma evitaremos complicaciones quirúrgicas, tendremos un mejor postoperatorio y reduciremos el riesgo de tener efectos secundarios no deseados.
- Colocar el implante en una adecuada posición en todos los planos del espacio. Hay que considerar la profundidad apico-coronal a la que colocamos el implante. Si tenemos dientes adyacentes, dejaremos el implante apicalmente a 2-3mm de la línea amelocementaria de éstos.
En casos de pacientes edéntulos, cogeremos de referencia el margen gingival, situando de manera ideal nuestro implante apicalmente a 3mm de éste (aunque es aceptable en la mayoría de los casos colocarlo entre 2-4mm del margen gingival). - Respetar la distancia de 1,5mm entre diente e implante y 3mm entre implantes. De esta forma aseguraremos que durante la remodelación del espacio biológco que ocurre tras la colocación de un implante, el hueso interproximal se va a mantener a una altura adecuada sin comprometer el soporte ósea del implante.
- Realizar un fresado adecuado a la densidad ósea que tengamos en cada caso, para lograr siempre una buena estabilidad primaria. El pronóstico del implante, tanto a corto como a largo plazo, está relacionado con la estabilidad primaria que logremos el día de la cirugía, por lo que debemos adaptar nuestro fresado a las distintas densidades óseas que nos encontremos para intentar lograr siempre una buena estabilidad primaria.